Torremolinos tiene más de una historia que contar y sus
cuevas merecen un capítulo aparte. La
composición geológica de esta localidad hace que sea
favorable a la formación de profundas y largas cavidades. Así, Torremolinos cuenta con una
decena de cuevas para el deleite de los amantes de la espeleología.
La
Cueva del Toro se abre a pie de monte en la
Sierra del Cañuelo. Tras una bajada pronunciada a través de rampas y pozos, se puede
descender entre 30 y 40 metros hasta llegar a una gran sala donde se localiza una
gran columna caliza en la que se puede apreciar la forma de un toro. Esta cueva es
ideal para una persona que se
inicia en la espeleología.
También en la sierra está la
Cueva del Murciélago o de La Higuera. Situada muy cerca de la Cueva del Toro, al suroeste, en el
Cerro de las Alegrías, tiene una
longitud de 230 metros y una profundidad de 46.
Alberga varias galerías, pasos estrechos, rampas y meandros. Por tanto, esta cueva invita a
expertos espeolólogos. Según la espeolóloga malagueña, Loreto Wallace, autora del blog ‘Memorias Subterráneas’, “actualmente, está
muy deteriorada debido a las numerosas visitas de personas ajenas a la espeleología, que la utilizan para pasar el rato haciendo algo excitante y dejándola llena de basuras con los restos de sus comidas. Su facilidad de acceso y de visita están haciendo estragos”.
Sin embargo, no hace falta irse a la sierra para disfrutar de una aventura como esta, la
zona urbana de Torremolinos también tiene cuevas. Son más evidentes en la
zona del Bajondillo y del morro (frontera entre el Bajondillo y La Carihuela). Así, existen varias grutas como la propia
Cueva del Bajondillo, donde se tiene conocimiento de la presencia del hombre neandertal;
Cueva Tapada, con ajuares neolíticos; y la
Cueva del Tesoro, con varios enterramientos y un rico ajuar de la prehistoria reciente.
Cabe destacar que la
prehistoria de Torremolinos es el
hilo conductor de los contenidos del Museo Arqueológico Provincial. “Precisamente, este ajuar funerario de Cueva del Tesoro forma parte de la colección fundacional del museo y es lo primero que ve el visitante”, según cuenta el arqueólogo Miguel Vila. Además, en el Museo de Málaga también está expuesto el
material lítico de la Cueva del Bajondillo y el ajuar cerámico neolítico completo de Cueva Tapada.
El descubrimiento del
yacimiento de pleistoceno en la Cueva del Bajondillo se produjo en
1989, con motivo de la construcción del complejo de apartamentos Torresol.
Sin duda, las
más llamativas se encuentran en la zona de la calle
Loma de los Riscos. En el
número 110 de esta calle, en el bar La Cueva, se encuentra el acceso a una gruta de cinco metros de profundidad, que da acceso a una sala 10 metros de diámetro y tres de altura. Ya no es visitbale, puesto que el bar está cerrado y a la venta.
De manera más reciente, en
2014, mientras unos operarios se encontraban trabajando en el
número 52 de esta misma calle para instalar unos contenedores soterrados, se encontraron con una sorpresa: una
nueva cueva. Cuenta con una
galería de unos 25 metros de desarrollo horizontal, con cinco o seis metros de ancho y entre cinco y siete metros de altura.
Todavía quedan secretos de Torremolinos por salir a la luz.