“Todo el rato quería que bebiera y esnifara”. Esta es solo una de las frases que ha dejado una de las víctimas de Jorge Ignacio Palma,
acusado de matar a Marta Calvo, en la tercera sesión del juicio contra él.
Se trata de una joven de 22 años que en su encuentro
con Palma tenía apenas 18 años. Tras acceder a prestar servicios sexuales con “fiesta blanca” (encuentro con consumo de cocaína), la víctima y Palma se trasladaron al piso que éste tenía alquilado en l’Olleria.
Antes de llegar, tal y como relata la víctima, empezó a cambiar todo: “Cuando empezamos el camino,
sacó una bolsa de cocaína tan grande como mis dos manos juntas. Puso dos rayas encima del móvil y le dije que no podía con todo eso. Consumí la mitad de una y él no tomó nada”.
Cuando llegaron a la localidad valenciana, Palma continuó insistiendo: “Me ofreció un vino blanco muy amargo y no bebí mucho. Me ofrecía insistentemente cocaína. Todo el rato quería que bebiera y esnifara. Me empecé a encontrar mal y le pedí que me dejara tranquila”.
Fue ahí cuando Palma intentó repetir su modus operandi: “
Intentó meterme un dedo impregnado de cocaína. Me dijo que era divertido, pero le dije que no. Ahí ya dejó de estar tan simpático. Me tomé la última raya porque estaba muy pesado, pero ya no recuerdo nada más”.
“Cuando me desperté estaba encima mío dándome bofetadas, me llevó a la bañera porque no podía andar,
me duchó y me secó antes de volver al cuarto”, ha añadido la joven.
La víctima ha aclarado que los encuentros llamados “fiesta blanca”
no implican en ningún momento “la introducción de drogas en los genitales”.