El 22 de mayo se celebraó como es tradición, el día de Santa Rita, patrona de los funcionarios y en esta ocasión, a colación de lo dicho, hablaremos de una historia que investigó D. Rafael Vite Fernández, miembro de la plantilla municipal y uno de los primeros investigadores de nuestro pueblo. Gracias a sus publicaciones en la revista de la velada de agosto, fuimos muchos los que nos iniciamos en el mundo de la historia, en mi caso, su esposa Dª. Rosario García Navarro, me daba copias de sus escritos para mi archivo personal. Agradecido a ambos, que Dios los tenga en su gloria.
Pues bien, sería en 1985 cuando iniciadas las oportunas gestiones con el coronel de infantería de Cádiz, D. José Pettenghi Estrada, quien le facilitó documentación histórica, sacara a la luz una biografía de D. León López Francos, quien ostentó título de Marqués Pontificio de Francos, creado por el papa Pío IX en 1872. En dicho momento, llegó a localizar a un descendiente del mismo, residente en Madrid, el general de artillería, D. Ricardo López-Francos y Sanz, sobrino-biznieto del mismo, pues no dejó descendencia directa, quien vino a Vejer en visita oficial y a hacer entrega a la Virgen de la Oliva de una serie de elementos simbólicos que se describirán luego, además de explicar quiénes eran estos personajes, como pasamos a citar.
El Excmo. Sr. D. León López Francos, General de los Reales Ejércitos, procedente del Cuerpo de Estado Mayor, nació en Palencia en 14 de Abril de 1822. Fueron sus padres los Excmos. Srs. D. Zenón López Francos y Dª. Joaquina Francos Tenreiro. Contrajo matrimonio en 1.852 con la Excma. Sra. Dª. Josefa Castrillón Mera, quien sería marquesa del mismo título, condecorada con la Gran Banda de Damas Nobles de la Reina María Luisa, nacida el 6 de febrero de 1835 en Vejer de la Frontera, hija de los Sres. D. Juan Castrillón y Folguera y Dª. María de los Dolores de Mera y Gomar. El matrimonio se estableció en una noble casa de la actual calle Canalejas, procedente de los bienes familiares de nuestra paisana, como lo atestiguan las iniciales J.C. que aún conserva la reja del salón principal, en alusión a Josefa Castrillón. Esta casa principal es la que hasta recientemente ocupó la notaría de nuestro pueblo.
Sus méritos militares fueron extensos y obtuvo por ello la Gran Cruz de San Hermenegildo; la misma Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Americana de Isabel la Católica; La Real, Militar y Pontificia Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén; y el Gran Cordón de Nishan-Ishjar. En cuanto a otras condecoraciones por servicios y méritos de guerra, se le concedió el título y distinción de Caballero, Cruz y Placa de San Hermenegildo; la de San Fernando de 1ª clase por mérito distinguido de guerra en el campo de batalla; la de Comendador de Isabel la Católica; la de Ntra. Sra. de la Concepción de Villaviciosa de Portugal; la de Benemérito de la Patria en grado heroico y eminente; y varias más por méritos de guerra.Según su hoja de servicios, fue caballero-cadete en 1.834 en el 62 de Ligeros de Caballería, pasó a hacer sus estudios en la Academia de Ingenieros militares, ingresando en el distinguido cuerpo de Estado Mayor, obteniendo en todos los exámenes la nota de sobresaliente. En dicho cuerpo ganó todos sus asensos y empleos hasta el de oficial general por servicios eminentes y méritos sobre el campo de batalla.
En la isla de Cuba, territorio de Bahía Honda, fue elegido como jefe de Estado Mayor de todas las tropas en operaciones de la división de mando del bravo y desgraciado teniente General Enna, que murió a su lado en el momento que conferenciaba con él como jefe de Estado Mayor en la acción de Frías y Candelarias. Por otro lado, en las Montañas del Brujo y del Cuzco, contra los piratas acaudillados por el rebelde exgeneral López, que hizo prisionero con toda su formación, suceso que terminó gloriosamente para las armas de la Patria.En la campaña de Portugal, se encontró en el sitio de Oporto, también como jefe de Estado Mayor de la 1ª División.
Estuvo en el sitio de la plaza de Almeida, en el cuartel General del Vizconde de Fontenova; fue general en jefe del ejército portugués, desempeñando la comisión militar y diplomática que lo confirió el gobierno en observación de las operaciones militares y sucesos políticos de aquel país, cuya omisión evacuó a satisfacción del gobierno hasta la rendición de dicha plaza de Almeida.Fue jefe de Estado Mayor de Brigada, División y Capitanía General.
En cuanto a sus méritos y servicios civiles, fue diputado a Cortes por el Distrito de Medina Sidonia y Senador del Reino, diputado a Cortes siete veces en elecciones generales y Diputado provincial por Madrid, todo ello entre 1871 y 1891. En estos años consiguió que a nuestro pueblo se le concederá el título de ciudad y el grado de “excelentísimo” para su ayuntamiento.
Fue declarado hijo adoptivo de las ciudades de Vejer de la Frontera, Medina Sidonia, Tarifa, Jimena y Conil. Además, en nuestra localidad, se nombró a la antigua calle del Cuartel Bajo como “Marqués de Francos”, por ser donde tenía su vivienda. También se colocó una placa conmemorativa en su honor dentro del salón de plenos, debido a su contribución en la defensa de las Hazas de Suerte, pues consiguió que no fueran vendidas por el estado.
Además, fue académico de número de Bellas Artes de Cádiz y de la de Ciencias y Letras de la misma capital; miembro de la Sociedad Geográfica de Francia y de Honor de la Humanitaria del suroeste de la misma nación; socio de la Económica Matritense de Amigos del País y de las Reales Económicas de Palencia, Cádiz, Alicante, Vejer de la Frontera y Medina Sidonia; y miembro de honor de los concursos poéticos de Burdeos. Por decreto del gobierno regente en 1.876, se nombra individuo de la comisión regia que recibió en Valencia a S.M. Don Alfonso XII.
Usando lo que publicó Rafael Vite, hay que decir que ambos marqueses eran muy devotos de nuestra patrona, a la que donaron joyas y condecoraciones reales, conservando la hermandad dos grandes retratos del matrimonio a modo de exvotos. Respecto a las donaciones citadas se decía desde antiguo, que, una vez fallecido el marqués, allá por el año 1.898, ya viudo desde 1890, se personó en Vejer procedente de Barcelona, un alto cargo de una orden religiosa, portando documentación debidamente legalizada, para poder retirar parte de lo que donara en vida el señor marqués, siendo el sable, bastón y fajin de general, además de varias condecoraciones.La entrega al parecer, se realizó en casa de la familia Castrillón, donde se encontraba también en el acto D. Juan Reina, familiar, y, ante notario se levantó acta. Todo se colocó en una caja demadera, la cual fue lacrada y precintada y entregada posteriormente al mandatario de la orden religiosa, quien desapareció con ella. En 1985, su descendiente volvió a entregar dicho fajín bastón, custodiados en la actualidad en la casa hermandad de la Virgen de la Oliva. Por otro lado, la Real Banda de la Reina María Luisa y medalla, pertenecientes a la marquesa, siempre formaron y forman parte del ajuar de la Virgen de la Oliva.
Parece ser que esta intrahistoria, puede basarse en otro episodio que defendía Rafel basadas en una segunda historia de amor del marqués, que paso a transcribir literalmente:
“Se cuenta que, siendo ya viudo, y encontrándose el Ilustro Militar, a la sazón General, a las puertas del Gobierno Militar de Cádiz para subir a su coche, vio por la calle correr hacia él a una joven enlutada en demanda de protección. La seguía a poca distancia un tal Genovés, hombre libertino y mujeriego, y que según ella la pretendía en amores; pero que dada su mala famalo rechazaba totalmente. Movido a compasión, se comprometió a protegerla, depositándolaaquella misma tarde en el convento de Santa María, ya que la joven había quedado sola en el mundo.
El Sr. Marqués la visitaba con frecuencia y, fruto de estas visitas, llegaron a enamorarse y finalmente contrajeron matrimonio. A los pocos años murió el Sr. Marqués, y su viuda volvió a ser perseguida por Genovés, decidiendo ella entonces volver al convento de Santa María, donde profesó, siendo posteriormente trasladada a un convento de Barcelona”.
Pues hasta aquí la historia de aquel marqués que defendió siempre los intereses de nuestro pueblo, consiguiendo grandes logros y avances para el mismo desde su posición en Madrid. Una verdadera pena que la calle que llevo su nombre hoy tenga otro injustamente, pues en el decreto municipal del 1879, momento en el que se nombró como hijo predilecto, se dan bastantes y muy loables razones para que su nombre quedara marcado en la historia de Vejer.