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Lo que queda del día

El Gran Poder

Cantaba Manuel Pareja Obregón en una de sus excelsas sevillanas, “que Sevilla por tener, tiene la gloria en sus manos, y a Jesús del Gran Poder, que también es sevillano”. La estrofa es una forma preclara de reivindicar la vinculación del pueblo andaluz con sus imágenes más veneradas. En este sentido, cualquier insulto o atentado contra las imágenes cristianas -insistamos en el caso de aquellas que procesionan en Semana Santa- viene a ser lo mismo que un hijo que pega a su madre. En Sevilla, precisamente, y ante el Gran Poder, se cometió el pasado domingo uno de esos atentados, cuando un individuo, en plena ceremonia religiosa, se abalanzó hacia la talla hasta conseguir arrancarle un brazo. No era un caso premeditado, tampoco reivindicativo, aunque en Sevilla ya se han registrado varias agresiones menores durante los cortejos procesionales. Se trate de perturbados o simples gamberros, resulta lógico que ahora nos sometan las dudas sobre el nivel de protección de nuestras imágenes.

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