En física se define la masa crítica como la cantidad mínima de material necesaria para que se mantenga una reacción nuclear en cadena. La sociología toma prestado el concepto de masa crítica y la define como la cantidad mínima de personas necesarias para que un fenómeno concreto tenga lugar, generando una dinámica propia que le permita mantenerse y seguir existiendo, e incluso crecer.
La semana pasada comenzó el curso en la universidad y este cuatrimestre tengo asignada una asignatura de creación de empresas. En casi todos los grados al menos hayuna que trata de incentivar el espíritu emprendedor en los estudiantes. Siempre me gusta comenzar el curso preguntando quiénes han pensado en algún momento crear una empresa. Solo una persona levantó la mano.
El último informe de inserción laboral de la UJA indica que 41 egresados de grados (19 hombres y 22 mujeres) estaban inscritos como autónomos, 42 (16 hombres y 26 mujeres) decidieron apostar por crear su propia empresa al finalizar sus estudios de máster, y 5 emprendieron al terminar su doctorado. En total, de 3494 egresados son 88 los que decidieron emprender al año de finalizar sus estudios, un 2,52% mejorando el 2,2% del año anterior. Los 41 egresados de grado suponen un 1,95%, los 42 de máster representan un 3,24% y los 5 de doctorado son un 5,43%. A más nivel de estudios más se emprende.
El último informe GUESSS sobre el espíritu emprendedor de la Universidad de Jaén indicaba que un 17,8% de los estudiantes tenían intención de emprender al finalizar sus estudios y un 29,4% pensaba hacerlo 5 años después. 45 de los 810 estudiantes encuestados (5,6%) indicaron que ya eran propietarios de un negocio operativo en el mercado. Entre estos datos que proceden de una encuesta y los de inserción laboral de los egresados que reflejan la realidad al año de finalizar los estudios hay una diferencia considerable. Quizás la muestra de encuestados en el GUESSS esté sesgada y hayan participado más estudiantes emprendedores, pero también cabe la posibilidad de que muchos proyectos activos se “caigan” y muchas intenciones emprendedoras no lleguen a materializarse.
Si queremos fomentar una universidad emprendedora es imprescindible identificar a los estudiantes que son emprendedores intencionales y a los activos, y acompañarles en sus necesidades de formación aprovechando las sinergias con el resto de instituciones y empresas. Necesitamos alcanzar esa masa crítica que genere dinámicas que favorezcan el emprendimiento en la universidad.