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Sábado 11/05/2024  

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“Temo por mi vida cada vez que salgo a la calle”

Una jiennense relata el miedo que asegura sufrir por las amenazas de la persona que tiene dictada una orden de alejamiento sobre ella

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Tras el paso de las campanadas, suele decirse aquello de “año nuevo, vida nueva”; sin embargo, hay quienes no tienen la posibilidad de experimentar esa pausa y reinicio. No existe para ellos ese reseteo con el que ilusionarse y les sigue acompañando el mismo lastre que amarga sus días.

La historia de una vecina de Jaén, cuyo nombre no desvelamos por su seguridad, es una de las que viven numerosas mujeres de nuestro país, que sufren a diario situaciones de acoso y amenaza, que, a veces, no desaparece siquiera tras la intervención de la Justicia. Si a uno le genera impotencia escuchar los hechos que relata, que son realidades que le acompañan a diario, qué no sentirá ella que carga con dicho peso.

Esta vecina jienense se vio obligada a denunciar a la persona con la que había compartido relaciones. Parecía que todo podría mejorar con la intervención de los cuerpos de seguridad y la justicia, además de la orden de alejamiento que la Justicia interpuso también “me incluyó en un nivel alto de riesgo por haber sufrido agresiones físicas y amenazas de muerte. Sin embargo, a pesar de ello, me siento atemorizada y desprotegida, pues el acoso sigue siendo constante a diario y, recientemente, he vuelto a recibir amenazas de que acabará con mi vida”. A este miedo e incertidumbre diaria, se suma también sentirse más que preocupada por sus hijos, menores de edad, temiendo que puedan verse afectados por esta situación.

La mujer, que ha acudido a la redacción de Viva Jaén y 7TV Jaén “porque me siento desesperada”, asegura que el presunto agresor obvia “de manera continuada” la orden de alejamiento, viéndose obligada a buscar rápidamente lugares en los que haya mucha gente para resguardarse y poder llamar a la Policía. No obstante, “mientras llegan los agentes, este individuo ya se ha marchado”, explica a esta redacción.

Se trata de un proceso que comenzó hace más de dos años, tiempo en el que asegura que no han cesado las amenazas ni el quebrantamiento de las órdenes de alejamiento y, en ocasiones, “sustos peores”. Hechos que se han incrementado recientemente, los cuales esta mujer ya ha denunciado “en numerosas ocasiones sin obtener respuesta ni ayuda”.

La suya, ahora, es una llamada de socorro; se siente “desesperada”, pues afirma que: “me han llegado a decir que lo mejor es que me marche de la ciudad”. “La única protección que poseo es cuando acudo al juzgado, que me acompaña un Policía, el resto del tiempo solo dispongo de un teléfono de contacto”.

Su situación se dificulta porque la Justicia no definió su caso como violencia de género por no considerar al denunciado como su expareja. Asegura que “hasta que no sea detenido no se puede procesar a mi agresor, pero, a pesar de estar identificado y haberse acentuado estos hechos en los últimos meses, aún no ha sido arrestado”.

La víctima solicita hacer público su caso porque asegura “vivir atemorizada, continuamente nerviosa cada vez que salgo a la calle y también en su hogar, uno de los lugares en los que más segura debería sentirme, por temor a que pueda intentar hacer algo”. “Temo por mi vida cada vez que salgo a la calle”, responde a preguntas de este medio de comunicación.

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