Fueron miles los algecireños y visitantes de la comarca quienes se acercaron para disfrutar de uno de los días más familiares de la Feria. El buen ambiente predominó en las casetas, en donde se registró un lleno importante. Amigos y familiares compartían risas y confidencias entre jarras de bebida y las raciones más variadas.
En las diferentes calles del Real, ríos de gente se cruzaban en direcciones opuestas. Además, la presencia de empedernidos fumadores a las puertas de la mayoría de las casetas ofrecía una curiosa estampa que aumentaba la sensación de lleno.
Reparto
Los asistentes se fueron repartiendo en primera instancia tanto dentro como en los alrededores del recinto ferial. Así, los restaurantes de las proximidades al Parque Feria hicieron buena caja con aquellos que prefirieron comer fuera para luego alternar en las casetas del Real.
Otra opción repetida fue la de habilitar un garaje, o la misma calle, para improvisar una pequeña carpa como lugar de reunión. En la urbanización Las Colinas los vecinos se agruparon en torno a estas concentraciones para departir de forma distendida, y siempre más barata.
Ya en el Real, el sistema de refrigeración aliviaba el calor de las calles, en donde se constataba una nutrida presencia policial para asegurar un tranquilo desarrollo de la Feria.
Mientras, en la escalinata de la plaza de toros se agolpaban cientos de jóvenes haciendo botellón antes de peregrinar en masa hacia las casetas.
Mucho color, trajes de sevillanas por doquier e innumerables vendedores de rosas, lotería o sombreros, acompañados este año por personas que promocionaban el acceso a las casetas, al concierto de Miguel Poveda o, incluso, recomendaciones para vender oro al mejor precio.
Otro de los toques desenfadados lo protagonizaron los integrantes del colectivo 15-M, que pasearon por las calles del Real ataviados con un simpático mural-disfraz en el que denunciaban el toreo de los políticos para con los ciudadanos. Una iniciativa que arrancó alguna sonrisa y gestos de complicidad de aquellos con quienes se cruzaban e intentaban olvidar la crisis por unas horas.