La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebrará entre el 16 y el 21 de agosto, va a movilizar a un total de 6.150 policías nacionales y guardias civiles, a los que se sumarán unos 4.000 policías municipales de Madrid.
De los más de 6.000 agentes de la Policía y de la Guardia Civil, unos 1.300 forman parte de las plantillas destinadas habitualmente en la Comunidad de Madrid, mientras que el resto llegarán desde otros puntos de España para reforzar el dispositivo.
El operativo contará con más de 1.200 agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), los conocidos antidisturbios, casi un centenar de policías a caballo, guías caninos, agentes de subsuelo y alumnos de la Escuela de la Policía Nacional de Ávila.
Además, para los grandes eventos de esos días, como la visita del Papa a El Escorial, la celebración en Cibeles y los actos centrales en el aeródromo de Cuatro Vientos, se ha diseñado un despliegue de otros 1.000 miembros de los servicios de emergencias y Protección Civil para atender al millón y medio de peregrinos previstos por la organización.
Van a colaborar también en la seguridad 3.000 voluntarios de la organización de las jornadas, que han sido formados en prevención de riesgos, primeros auxilios, reanimación cardiovascular y evacuación de los recintos.
La visita del Papa y la llegada de miles de peregrinos a Madrid coincidirán con las asambleas y reuniones que desde el mes de mayo celebra el Movimiento 15-M en calles y plazas de la capital.
Hace dos semanas, la delegada del Gobierno en Madrid, Dolores Carrión, garantizó que no habría “ningún incidente” ni “interferencia” entre ambos colectivos.
“Tengan la seguridad de que no habrá ninguna interferencia de lo poco que queda en Sol, ni con ninguna otra concentración, derecho de manifestación, acampada o como quieran llamarlo”, dijo Carrión unos días antes de que la Policía desmantelara en la Puerta del Sol uno de los últimos reductos de los “indignados”.
La operación policial, puesta en marcha en la madrugada del pasado 2 de agosto, produjo la reacción inmediata de protesta de cientos de integrantes de 15-M que consiguieron recuperar la plaza el pasado viernes, después de tres días de “tira y afloja” con la Policía, que detuvo a nueve personas por desórdenes públicos.
Los “indignados” achacaron el desalojo de Sol a la próxima visita del Papa para que la ciudad no ofrezca una “mala imagen” al mundo.
Por su parte, los organizadores de la Jornada Mundial de la Juventud se han desvinculado en todo momento de esta decisión y han asegurado que “hay sitio para todos” en Madrid.