Vivimos en una vorágine de prisas en la que queremos que pase el tiempo. Cuanto más rápido, mejor, para ir quemando etapas, y sin darnos cuenta, estamos aquí hoy. Nuestros bebés ya no son tan bebés; hoy estamos dando el primer paso para que su día a día ya no sea infantil, a pesar de que nosotros queramos vivir permanentemente como si nuestros bebés no hubiesen crecido tan rápido.
Gracias a todos los abuelos y abuelas que están aquí hoy presentes por ser parte imprescindible en la vida de nuestros hijos e hijas, porque sin vosotros ni vosotras todo sería tremendamente más complicado. Lo sentimos enormemente cada vez que habéis tenido que buscar a quién pagar los cumpleaños, la cooperativa o algún que otro regalo, pero ya sabéis que a esta clase le gusta mucho un jaleo. De corazón, gracias por ser imprescindibles en la vida de nuestros pequeños y pequeñas.
Gracias a los graduados y graduadas por hacernos tan felices. A nosotros hoy solo nos sale llorar de veros aquí con esas caritas de felicidad y entusiasmo. Gracias por venir y revolucionar nuestras vidas, porque sin lugar a dudas sois lo mejor que nos ha pasado, aunque a veces nos enfademos. En estos años habéis aprendido a contar hasta el infinito… ¡y más allá! A dibujarnos con proporciones tan realistas que algunos ya podrían exponer en el Louvre (o al menos en la nevera de casa). Hemos conquistado todas las vocales y consonantes, y hasta nos hemos atrevido con palabras larguísimas.
Habéis descubierto que sumar no solo sirve en matemáticas, sino también en la vida: se trata de sumar momentos, amigos, carcajadas… y, a veces, hasta minutos extra de recreo si la maestra está de buen humor. Aprendimos quién va delante y quién va detrás, lo cual viene muy bien para las filas… y para no pisarnos en el patio.
También os habéis convertido en verdaderos artistas del recorte: manejáis las tijeras como si cada línea curva fuera una carretera al futuro, llena de giros inesperados, alguna que otra rotonda sin salida y dos o tres atajos secretos que nadie más encuentra.
Habéis memorizado canciones, poesías y coreografías. Habéis convertido una caja de cartón en un castillo, un palo en una varita mágica y una piedra en un tesoro. Habéis sobrevivido a días de lluvia sin recreo, a meriendas aplastadas en la mochila y a excursiones con calcetines cambiados.
Pero, sobre todo, lo más importante que habéis aprendido es a disfrutar cada segundo en vuestro cole, a jugar como un equipo de campeones, a compartir galletas (aunque no siempre con ganas), a cuidar del que llora, a reír hasta que duele la barriga y a llenar los pasillos de alegría, de gritos de felicidad… y de alguna que otra chaqueta que aparece misteriosamente tres días después.
Porque en estos años no solo habéis crecido en centímetros… también habéis crecido en cariño, en curiosidad, en imaginación y en amistad.