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Bruselas admite una "ralentización del crecimiento" pero descarta una "segunda recesión"

"No estamos en un escenario de una segunda recesión sino de una ralentización del crecimiento", ha insistido el portavoz de Asuntos Económicos

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La Comisión Europea ha admitido que en la segunda mitad de este año habrá una "ralentización del crecimiento" en la UE, pero ha descartado que se produzca una "segunda recesión", pese a la advertencia en este sentido del Fondo Monetario Internacional (FMI).

"No estamos en un escenario de una segunda recesión sino de una ralentización del crecimiento", ha insistido el portavoz de Asuntos Económicos, Amadeu Altafaj. El Ejecutivo comunitario ha atribuido el parón económico a la existencia de "una serie de incertidumbres y riesgos", algunos de los cuales "se están materializando".

"Sigue habiendo un nerviosismo importante en los mercados, los inversores siguen siendo reticentes a asumir ciertos riesgos", ha señalado.

Pese a esta diferencia en el diagnóstico, el portavoz ha defendido que "no hay ninguna línea de división" entre la UE y el FMI.

"Tanto el FMI como la UE comparten los objetivos de mejorar la competitividad de la economía europea, de estabilizar el sistema financiero y de generar políticas de crecimiento que permitan crear más empleo. Puede haber a veces diferencias en los análisis de unos y de otros pero los objetivos son compartidos", ha subrayado Altafaj.

A juicio de Bruselas, la respuesta a la crisis pasa por combinar las medidas de ajuste con reformas estructurales para estimular el crecimiento.

"La austeridad por sí sola no va a solucionar los desafíos de economías que están sometidas a mayor presión, como el caso de la economía española, tiene que ser acompañada necesariamente de reformas económicas para que haya más crecimiento y por lo tanto más empleo", ha señalado el portavoz.

"No he oído nunca a la Comisión hablar de un déficit cero sino de presupuestos equilibrados", ha dicho Altafaj. Lo importante, ha insistido, es que los Estados miembros con problemas cumplan sus objetivos de reducción del déficit, que en el caso de España suponen volver a situarlo por debajo del 3% en 2013.

"Si no, es imposible garantizar que los mercados puedan tomar en serio las promesas de los políticos", ha remachado.

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