En una entrevista con Efe tras un largo y accidentado viaje a Venecia -la huelga de ayer en Italia paralizó todos los sistemas de transporte-, Maíllo se muestra encantado de estar en Venecia, especialmente por hacerlo con una película de género, lo que no es habitual en certámenes de esta categoría.
"Siento mucha alegría y responsabilidad por estar en Venecia", asegura sonriente Maíllo en una terraza frente al mar y sin poder ocultar los nervios de presentar su primer filme en la Mostra. "Uno no sabe bien a lo que viene", agrega.
Un filme futurista sobre la relación entre humanos y robots que ha tenido una tibia acogida en su primer pase de hoy, con breves aplausos al finalizar la proyección, y que es fruto del amor por el cine de este director catalán de 36 años y con una larga experiencia en vídeos y cortometrajes.
Salido de la ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya), fue la productora asociada a este centro, Escándalo, la que le llamó porque buscaba salir del marco de películas realistas y pequeñas y quería hacer una película de género.
"Empezamos a trabajar sobre la idea de una película de robots y con Martí Roca decidimos que una niña sería la protagonista y que su relación con Alex (Daniel Bruhl) sería el eje central de la historia".
El objetivo era "volver a las raíces del mito universal de la máquina", y en el desarrollo del guión contaron con la colaboración de Sergi Belbel para poner en pie una historia que se desarrolla en un paisaje nevado del 2041 y en la que Bruhl y Ammann son dos hermanos unidos por su pasión por la creación de robots y separados por el amor a la misma mujer, Lana (Marta Etura).
Rodada en la Suiza francesa y en Huesca, "Eva" tiene además un especial tratamiento de la imagen para hacerla creíble en el futuro, pero con un aire retro que la hace totalmente atemporal.
Una estética de los setenta buscada por el director porque "en aquella época se desarrolló la mejor ciencia ficción, más discursiva que la actual, más reflexiva y más interesante. Es una historia de futuro con pasado".
Y sobre los actores, Maíllo estaba convencido de que Brühl era el ideal para Alex porque no hay muchos actores de su nivel que cumplieran con los requisitos de hablar los idiomas necesarios. De Marta "simplemente estábamos enamorados de ella como actriz". Y Alberto fue el último en entrar.
"Necesitábamos a alguien suficientemente atractivo para que pudiera ocupar el lugar dejado por Alex pero sin que le hiciera sombra y por eso elegimos las peores gafas posibles para afearle", afirma sonriente.
Aunque la búsqueda más difícil fue la de la niña protagonista, que finalmente interpreta Claudia Vega.
"La niña es una bendición de dios. Visitamos 25 colegios e hicimos 3.000 entrevistas y de repente la encontramos (.....) Es una niña que todo lo que dice lo dice con peso. Es muy valiente y muy alegre aunque estuviéramos rodando a 20 bajo cero", recuerda Maíllo con entusiasmo.
Un entusiasmo contagioso y estimulante, según explica Brühl a Efe.
"Un director novel tiene esa energía, esas ganas, esa ansiedad, es muy especial", asegura el actor alemán (de madre española), que se convenció para unirse al proyecto tras ver varios cortos de Maíllo y de conocerle personalmente -"me di cuenta de que era muy serio y con una visión muy clara"-.
El resultado es "una película de ciencia ficción que es a la vez un melodrama, una historia de amor, un triángulo amoroso, con muchas capas diferentes. Me fascinó", asegura rotundo.
Una historia que también interesó al veterano Lluis Homar, que en la película interpreta a Max, un robot, que puede regular el nivel de sus emociones y que se dedica a las tareas del hogar.
"El guion me gustaba pero necesitaba ver cómo hacer el papel y pedí un 'coach' que me ayudara con el trabajo de cuerpo. Pocas veces he ensayado tanto para un personaje", admite Homar.
Tras su paso por Venecia, "Eva" se estrena en España el próximo 28 de octubre, aunque antes inaugurará el Festival de Sitges.