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El Loco de la salina

Diez medidas para salir de la crisis

 Aunque mis células grises no funcionan como debieran, aquí van las medidas que este loco propone para sacar a este bendito país de la crisis. Se me han ocurrido cuando estaba comiendo, al contemplar solitario en la cuchara el chorizo que llevaban las lentejas.
Son las siguientes y, si falta alguna, no me extrañaría:
1.-Se comienza recortando los privilegios de la clase política. Somos todos iguales y no deben existir unos más iguales que otros. Esta forma de comenzar es punto básico de cualquier otra medida. 2.-Se limita la permanencia en el poder, a fin de que desaparezcan los cortijos y para no darles pista a los dictadores sobre lo rentable que es no moverse del sillón de mando ni para ir al WC. Podría ponerse como límite dos legislaturas por ejemplo. Esto está ya tan inventado como ignorado. 3.-Se acaba con los carruseles. Me explico. Un señor no puede ser Parlamentario andaluz, luego Delegado de lo que sea, después Diputado en el Congreso, más tarde vuelta a ser Delegado de lo que sea, después Senador, más adelante otra vez Diputado en el Congreso, después Director General…Comprendo que hay gente muy buena, pero muchos también pueden ser muy buenos en su puesto de trabajo, si lo tienen. 4.-Se eliminan las pensiones vitalicias de los políticos por haber ejercido tal o cual cargo. ¿Hace falta explicar este tema? Me da hasta vergüenza ajena hacerlo, más que nada porque estas líneas las puede leer un jubilado y podría cabrearse mucho más de lo que ya está. 5.-Si no hay jamón para todos, no lo hay para nadie. Aquí está pasando que el padre come jamón, mientras que los demás familiares se deben contentar con mortadela en el mejor de los casos. Muchos no disponen ni de las migas sobrantes. 6.-El político debe terminar su legislatura pidiendo el relevo como un loco, porque tiene que terminar agotado de hacer frente a los problemas que se le van a presentar y a las demandas de los jodidos ciudadanos. Aquí pasa todo lo contrario, no se van ni con zotal. 7.-Al político que robe, y más con los tiempos que corren, se le cortan las dos manos, como medida de precaución, por no decir otra cosa. Sería una de las formas de recuperar la dignidad perdida. 8.-El que se dedique a la política tiene que estar lo mejor preparado posible. No se puede consentir que lleguen a ella maniobreros, oportunistas, listillos, pícaros, traperos, gente sin una formación normal, cuya única obsesión es dar puñaladas a quien sea con tal de mantenerse a flote. La política no puede ser refugio ni de mangantes, ni de señores que no tienen oficio ni beneficio, ni de gente que cifra en ella todo su porvenir y hacen de ella su profesión, ni de analfabetos que no saben siquiera escribir la “o” con un canuto, pero por lo visto valen para lo que le echen. 9.-La gente tiene que conocer al político que ha votado, porque debe tenerlo cerca para acudir a él cuando le haga falta. No se puede votar una lista de desconocidos tragándose desde el primero, cuyo nombre le suena, hasta el último que no lo conocen ni en su casa a la hora de comer. 10.-Se recupera el ejemplo como fundamento esencial de cualquier medida que vaya a tomarse. Concretamente, el político debe ser un espejo donde cualquier ciudadano pueda mirarse sin que se le caiga la cara al suelo de pura vergüenza.
Estos son como los Diez Mandamientos. Se pueden resumir en uno: amarás al ejemplo como a ti mismo. Ya sé que nadie me va a hacer caso, pero debo decir que el ejemplo es condición indispensable para que la tropa siga a su capitán sin pestañear. La verdad es que me extrañaría que aprobaran estas medidas los primeros que se verían perjudicados por ellas, pero aquí es donde se ven a los verdaderos líderes. Sin dar cumplimiento a las medidas que anteceden siempre se correrá el grave peligro de que el jodido ciudadano, que seguro pondrá de su parte viendo el ejemplo que se le da, coja por la calle de en medio. En España tenemos larga experiencia de ello. Iba a escribir que una medida buena sería soltar a los locos, pero, visto cómo está fuera el patio, me parece que en el manicomio estoy de escándalo.

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