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Curioso Empedernido

Política y Danza

La política exige si queremos ejercerla con dignidad, ciertas cualidades y destrezas, lindando en ocasiones con lo acrobático, ya que en demasiadas situaciones, se esta con un pie sobre el alambre o hay que pasar de puntillas sin perder el equilibrio, al igual que la danza

Si existe la política desde que el hombre comenzó a vivir en grupo, en tribu o en sociedad, la danza es la más antigua de todas las artes, ya que inicialmente y según la inmensa mayoría de los estudiosos  fue una expresión espontánea de la vida colectiva y un medio esencial de participar en las manifestaciones del sentido emocional de la colectividad.

Al igual que en la política, la danza ha pasado a lo largo de la historia por todo tipo de influencias y circunstancias, pero hasta llegar a nuestros días casi todos los políticos han danzando entre entregarse en brazos de la técnica o abogar por desenvolverse de modo natural.

Estamos en el siglo XXI; el de las nuevas teconologias, la crisis y la sociedad del conocimiento; y nuestros representantes públicos danzan de un lugar para otro, a veces de forma pantomímica o expresionista y en ocasiones de manera abstracta, en la que no sabemos que pretenden con sus movimientos sincopados, ni cuales son sus verdaderas intenciones en ese deambular por el espacio al ritmo de la música que les tocan.

Al igual que la danza, la política es un arte del que aquel que la practica, debería aprender mucho, de su propio cuerpo y posibilidades, siendo capaz de dominarlo para comunicarse mejor, del espacio en el que ha de desenvolverse para desplazarse con maestría a través del mismo, del mundo de los objetos para no ir dando trompicones de un lado para otro, y de las relaciones con los demás , para saber que existen otros cuerpos, otras voces, otras historias y otros mundos.

La política exige si queremos ejercerla con dignidad, ciertas cualidades y destrezas, lindando en ocasiones con lo acrobático, ya que en demasiadas situaciones, se esta con  un pie sobre el alambre o hay que pasar de puntillas  sin perder el equilibrio,  al igual que la danza, pero sabiendo ir a la velocidad conveniente, sin estrellarse por correr demasiado  o ir tremendamente despacio para llegar tarde.

Ejercitar en ambas la fuerza dinámica, las coordinaciones, el ritmo y los desplazamientos, es necesario y diacrónico sabiendo realizar cada movimiento en el momento oportuno. Lo que si han de tener cuidados los danzarines de la política es con los saltos, los giros, los impulsos y los rebotes que les puede llevar a convertir una excelente actuación en el más estrepitoso de los fracasos, y lo que parecía verdad en una gran mentira. La rutina acaba con cualquier arte, el de la  danza política o el de la política de la danza, y encontrar día a día el valor creativo, para descubrir nuevas formas, evoluciones y pasos que nos permitan avanzar en la búsqueda de soluciones distintas, no es tarea fácil sino un ejercicio para aquellos y aquellas que creen en lo que hacen.

Si observamos con detenimiento, el espectáculo que nos ofrecen en la actualidad las dos grandes fuerzas políticas de nuestro país en medio de la  grave situación económica, veremos que mientras en el PSOE, cada bailarín intenta  integrarse en la armonía del cuerpo de ballet, con algunos traspiés y muy atentos a las demandas del público.

En el PP, a pesar del poder que acumulan, siguen enzarzados en encontrar el ritmo y coger el compás, no se sabe si es más de derechas la señora Cospedal que el ministro Wert,  y en más de una ocasión  cada cual va por su sitio, sin  que el público se acabe de enterar el papel  que cada quien  está representando, y parece que nos quieran ofrecer un mal remake de aquella famosa Noche en la Opera de los hermanos Marx.

Con frecuencia asistimos a espectáculos de danza política,  más en la línea de aquel cutre y eurovisivo  Chiqui  Chiqui, en una combinación de horterada política entre el breikindance, el crusaíto, el Maiquel Yason y el Robocop, que de la mística de los derviches  en el que los danzantes están en continuo movimiento, como todo el universo, giran frenéticamente sobre si mismos, como los planetas en el cielo y ven, saben y sienten que todo es uno, que el bien y el mal son relativos, y nacen de la comparación. Cada día nos ofrece una oportunidad para que dancemos, y también para que nos comprometamos con los demás, lo que no debemos olvidar es que la política es como un gran baile  en el que los protagonistas se encuentran, se tropiezan, se unen y se separan.

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