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El Loco de la salina

Esto hay que pararlo

Dicen que el hombre es el único animal que es capaz de pegarle a su pareja.

No sabemos por qué razón, pero a un loco no se le ocurre pegarle a una mujer. Y mucho menos asesinarla. Estamos locos, pero para otras cosas, no para esto. Somos capaces de decir muchas tonterías y pamplinas y también sabemos hacer birguerías incomprensibles para el resto de la humanidad, pero hay algo dentro de nosotros que nos frena, nos revuelve y nos encandila. Ya tenemos otro caso más en Úbeda y este asunto no para de darnos motivos para renegar de nuestra condición de hombres de pelo en pecho.

Es una violencia que no para. Cada vez que uno lee estas noticias, se le pone el corazón en un puño y no dispone de palabras para expresar la total indignación que nos come por dentro. A la vista está que las manifestaciones silenciosas de un montón de gente en las puertas de los Ayuntamientos con la intención de llamar la atención de estos asesinos de poco sirven, a pesar de lo que decía un Premio Nóbel: “Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo.” Sin embargo los verdugos no descansan, siguen levantando el puño para asesinar y las estadísticas se disparan. Y cuando hay niños inocentes por medio, es para no coger el sueño. Si tan amargados de la vida están estos prendas y si pierden la cabeza con tanta facilidad, ¿no habría alguna manera de que la perdieran de verdad, se suicidaran primero y después, ya de cuerpo presente, hicieran lo que les viniera en ganas? Sería una buena solución. La cuestión es que siempre hay alguien dispuesto a maltratar a una mujer como si con eso se demostrara ser más hombre.

Hoy les voy a traer al recuerdo una letra de Carnaval referente a los violadores. Han pasado 21 años, pero se trata de una de esas letras que se te quedan grabadas tanto por su contenido como por su música. Me van a perdonar que no les ponga la partitura, pero es que se me iban a salir las notas por los márgenes. Solamente debo decir que a esta letra le acompaña una música de pasodoble realmente preciosa. No vayan a creer que el Carnaval es cosa de cuatro borrachos o de cuatro bromistas, sino que también se atina a la hora de expresar una idea con esa gracia que todavía abunda en esta tierra, a pesar de que la cosa nunca estuvo aquí para tirar cohetes.
Corría el año 1991 y salió al escenario la Chirigota “Los príncipes encantados (Gracias igualmente)” La música del pasodoble era de José Luis Ballesteros Castro, el “Love”, y la letra compartida por Emilio Gutiérrez Cruz, el “Libi”, (cachondo donde los haya, pero con la cabeza en su sitio, no como la mía que no para de dar vueltas) y por J. Miguel Villegas Mejías. Les pongo el texto y juzguen ustedes por sí mismos:

“A ti que te dio la vida tanta amargura y que ahora te condenan por violador,
a ti que no conociste una aventura y por la noche tu locura te traicionó.
Puede que en la horrible cárcel donde te encuentras
con el tiempo reflexiones sobre tu mal,
no se fuerza a las mujeres, ten más paciencia,
acepta tu penitencia, un buen consejo te ayudará.

Tómale la cintura pa' bailar, acércate un poco más
y échale un piropillo; dile adiós cada noche en su portal,
que se vuelva para mirar con el rabillo de esos ojillos.

Cuéntale la belleza del amor y sorpréndela besando la flor que le diste.
Muéstrale con su nombre grabado ese anillo fiel de enamorado,
concédele un hogar y a sus hijos un nombre.
Y compara cómo te portaste tú y como se comportan los hombres.”

¿Llegará el día en que estos impresentables asienten la cabeza y se comporten como verdaderos hombres? Dicen que el hombre es el único animal que es capaz de pegarle a su pareja. ¿Hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia y de la de sus sacrificadas parejas?

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