Da la sensación en los últimos años, décadas, incluso, que el trabajo de los políticos electos o con cargos de responsabilidad en las administraciones va más encaminado a salir en los medios de comunicación diariamente que a gestionar lo público, que es el fin por el que ocupan sus cargos. Semanalmente sus agendas aparecen repletas de actos a los que acuden ávidos de instantáneas, con discursos vacíos, con el único fin de estar presentes en los medios de comunicación (somos culpables consentidores). Esas nutridas agendas ni tan siquiera se programan para vender gestión. Son meros paseíllos ególatras y miopemente rentistas que no generan ningún beneficio social. Y mientras la ceremonia del engaño continúa, los asuntos realmente importantes se acumulan en los despachos a la espera de que la inacción no provoque algún titular incómodo. Es lo que está pasando, entre otras muchas cosas con la cantera de la Fuente de la Peña. Agotados los reproches entre las administraciones, esperan que la Justicia decida. Pero, ¿quién devolverá a Jaén el monte sesgado, arrancado a la retina de los jienenses? ¿Quién calculará el daño medioambiental? ¿Quién será el responsable de tanto desdén a los jienenses? Nadie.
