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Provincia de Cádiz

Flor cortada, moscatel, mar y la voz de Rocío Jurado

La localidad cuenta, además, con el quinto faro más alto de España y, con una potente industria turística, reclama mejores conexiones para su desarrollo

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  • Chipiona se postula como punto de salida y llegada de la conexión marítima con Huelva. -

Rotunda, con un torrente de voz arrollador y generoso escote, Rocío Jurado se coló en los salones de millones de hogares una noche de 1974 para ponerle cuerpo a la reivindicación de la libertad que, por mucho que el antiguo régimen trataba de sofocar, se extendía como una mancha de aceite en la sociedad española. La artista jugó un papel determinante en el desafío a la censura. Un año después, envuelta solo en una sábana blanca, se plantó, descalza, en Florida Park, en Madrid, e hizo correr ríos de tinta. Su talento era ya entonces indiscutible; su valentía, encomiable. Rocío Jurado sacudió tabúes de la España encorsetada con desparpajo. Reivindicó el divorcio. Se declaró feminista. Sus letras fueron rompedoras. No dimitió con la llegada de la Democracia. Militó siempre. En 1995, anteayer como quien dice, replicó a una periodista que le interrogó sobre la talla de su sujetador que “el único sujetador que me importa es el mental. Ese es el que tú te tendrías que poner para no hacerme estas preguntas”. Y el público prorrumpió en una sonora carcajada y un atronador aplauso.

Icono de la Transición, referente de la copla y el flamenco, Rocío Jurado es Chipiona. El Santurario de Regla era, dicen, el epicentro de su vida. Hoy, la localidad, por desavenencias familiares, sigue sin contar con el museo dedicado a la cantante, pero su mausoleo es uno de los reclamos turísticos más atractivos del municipio. Un pueblo orgulloso de su Hija Predilecta que, junto a sus señas de identidad, marcadas por el mar y la tierra, les ha dado, y a buen seguro les dará aún, grandes alegrías en el aspecto económico en los últimos cuarenta años.

Chipiona cuenta con el quinto faro más alto de España y unas playas espectaculares, plagadas de corrales, monumentos naturales, amalgamas de algas, conchas y roca ostionera, que se llenan y vacían al ritmo de las mareas y permiten una de las formas de pesca más primitivas que se conocen. El vino moscatel, por otro lado, es conocido y reconocido en todo el mundo por su “característico perfume, delicioso, tentador” y, a diferencia de Rocío Jurado, sí tiene su centro de interpretación abierto al público.

Igualmente a la tierra le debe el negocio de la flor cortada, que celebró durante veinte años, entre 1987 y 2007, de manera ininterrumpida, una feria internacional, Florisur, en el municipio. Precisamente Luis Mario Aparcero está empeñado en recuperar esta cita. También en abrir el museo de Rocío Jurado, pero la feria es uno de sus compromisos electorales recientes más repetidos.

Aparcero, como Jurado, pero por motivos estrictamente municipales, tiene ligado su nombre a Chipiona, como alcalde, buena parte de su vida. Animal político, se vio envuelto en el caso Sanlúcar, y fue inhabilitado por aquella trama de intento de compra de un concejal del PP para evitar una moción de censura en la localidad vecina. Pero Aparcero vuelve a tener el bastón de mando hoy, con un gobierno en minoría absoluta.

En su dilatada trayectoria política, como independiente y en las filas del PSOE, ha sido testigo del último viaje del Tren de la Costa, el ferrobús que unía la comarca con la Bahía de Cádiz hace ya 35 años, y del desarrollo  de Costa Ballena, que al principio tenía previsto llamarse El Recreo de La Ballena, como gusta recordar, y aún en disputa con Rota para integrarlo en su término. Se anotó la construcción de los paseos marítimos de Las Canteras y Costa de la Luz. Reivindica como suyo la revitalización del Carnaval. Y se muestra orgulloso las obras de mejora de la playa y del faro.

Pero Chipiona, que también es una de las localidades más afectadas por las viviendas ilegales, encaró la crisis económica con una situación económica catastrófica. Isabel Jurado (PP), alcaldesa entre 2016 y 2019, se encontró con una deuda de 38 millones de euros, once de ellos en intereses, y 44 millones de euros de deuda viva. Capaz de encarrilar la situación, el pueblo encara el futuro con cierto optimismo, reivindicando la mejora de las conexiones, y con la mejora de los servicios públicos, especialmente la limpieza, y la desestacionalización del turismo, entre sus principales objetivos. Y abrir, claro, el Museo de Rocío Jurado.  

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