La penúltima agrupación de la noche, y primer premio en 2019 en la modalidad de coros, defendió con uñas y dientes la posición lograda en el pasado año con dos letras combativas que, aunque no tuvieron nada que ver entre ellas, ambas fueron cantadas con mucha rabia por parte del grupo.
El primer tango, a un bicho que supone una lacra: el cáncer; el segundo, a Antonio Burgos, de quien dijeron que no merece tener un paseo con su nombre.
Los cuplés, en cambio, fueron para los insectos, en ambos casos. Buena interpretación del popurrí.