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Lo que queda del día

La semana del clásico

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Domenech, el seleccionador francés, contaba hace unos días en una entrevista que uno de los aspectos que más le ha preocupado siempre de un jugador es su formación intelectual, de ahí que siempre haya incentivado a sus plantillas en la ampliación de conocimientos, más allá de la moda y la compra de coches de lujo.

Cuando se puso al frente de una de las generaciones más brillantes del fútbol francés de las últimas décadas, la de Zidane, lo primero que hizo fue llevar a los jugadores al teatro. Sólo uno de los más de veinte de la convocatoria había ido una vez en su vida a ver una representación. Este miércoles, para lograr la clasificación para el Mundial de Sudáfrica, la selección francesa pudo haber precisado del teatro necesario para provocar un penalti inexistente y así llevarse el partido, pero optó por otra actuación más desesperada, y tal vez susurrada por el apuntador de escena a Henry: “ayúdate con la mano que no salimos de ésta”. Domenech debió disfrutar: la gloria de la batalla para unos, el drama de la derrota para otros, y un día más tarde, el propio Henry, como si se tratase de un personaje creado por Guillermo Arriaga, sometido por el peso de la culpa, reconocía su traición al fair play y se rendía a las súplicas del enemigo. Sin duda, el fútbol es mucho más que ropa de marca y coches de diseño. El míster galo hizo bien en en trasladárselo así a sus jugadores.
Siete días de noviembre Los días previos a un Barça-Madrid son insoportables. La prensa deportiva se empeña en no hablar de otra cosa y cada día deben inventar algo nuevo con lo que mantener los índices de lectura. En esta ocasión, además, vienen sembrados: el Madrid que llega líder, los jugadores lesionados, la Champions de por medio, la gripe A... Siete días de titulares arrogantes, de afrentas simbólicas, de estadísticas insospechadas, de cábalas de cara al futuro... Y encima el partido por sistema de abono. No hay nada como el interés general para masacrarnos.
Vuelve el ‘sabio’ Luis Aragonés ha roto su silencio en torno a la Selección con motivo del partido conmemorativo en Austria. Cuentas pendientes con la Federación, elogios a Del Bosque, Xavi y Casillas, dudas acerca de su futuro, pero, sobre todo, un poso de cierta amargura se filtra entre sus respuestas: este señor lo que se merecía era seguir al frente del equipo, pero le birlaron el sueño, alguien le adelantó la hora de la alarma en el despertador.

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