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A(Em)prendiendo

Nuevas incertidumbres

Esta es también la labor del empresario, crear certidumbre para sus trabajadores, para sus clientes, para sus directivos y para sus accionistas

Estamos en un momento clave de la historia por muchos motivos.  Buena parte de lo conocido y de lo que dábamos por seguro ha cambiado y seguirá cambiando. Las presuntas certezas que nos habían llevado a vivir con el piloto automático en las últimas décadas están siendo cuestionadas. Se suponía que los límites entre países estaban fijados y que las guerras para ampliar territorio eran cosa del pasado, al menos entre los países más desarrollados. Se suponía que desde la entrada en vigor en 1948 del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), y la creación de la Organización Mundial del Comercio en 1995, se consideraba que la reducción de los aranceles entre países tendría un impacto positivo en el comercio global. Se suponía que las organizaciones internacionales eran fiables. Se suponía que los gobernantes procuraban el bienestar de las personas y el desarrollo equilibrado. Se suponía que los que cometían delitos, robaban o mataban iban a la cárcel. Se suponía que los medios de comunicación informaban y opinaban, y que consultando varios de diferentes ideologías se podía llegar a conocer mejor la realidad. Se suponía que los alimentos que encontramos en tiendas y supermercados eran seguros, o al menos alguien vigilaba que lo fueran y no nos enfermaran. Se suponía que los medicamentos hacían más bien que mal. Se suponía que apelar a la ciencia era garantía de credibilidad. Se suponía que la educación era el mejor ascensor social, que permite mediante el esfuerzo superar barreras para poder acceder a mejores oportunidades. Muchas de nuestras certezas están desapareciendo.

Siempre ha habido incertidumbre. Los cambios son inevitables y también son fuente de oportunidades. Nadie tiene un conocimiento exacto sobre el futuro. Siempre nos movemos en el intervalo de lo que creemos posible. Ahora nos movemos también en el intervalo de lo imposible o de lo descabellado. Cuando pensamos que algo no es posible la realidad nos lleva la contraria. En mitad de la incertidumbre necesitamos crear espacios de certeza para invertir nuestro tiempo, esfuerzo, ilusión, recursos, etc.

Esta es también la labor del empresario, crear certidumbre para sus trabajadores, para sus clientes, para sus directivos y para sus accionistas. La incertidumbre no desaparece, la asume el empresario, y crea empleo para elaborar productos y servicios y satisfacer las necesidades de sus clientes. Pero cuando hay demasiada incertidumbre en el entorno el riesgo que tiene que asumir el empresario puede ser excesivo. Ojalá recuperemos consensos básicos que nos devuelvan al intervalo de lo posible y razonable.

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