El Real Jaén está de nuevo camino a un ascenso que se viene resistiendo desde hace años. Ojalá esta vez sea la buena por todas las que ha estado al alcance de la mano y ha acabado esfumándose. Ojalá se consiga porque siempre viene bien un poco de moral y sentimiento de orgullo. Que ascienda de categoría el Real Jaén es más fácil que sacar al “Jaén real” del pozo de la tercera regional en el que está. Ojalá fuera tan fácil como cambiar de directiva, de entrenador o de jugadores. Ojalá fuera solo cosa de ponerle ganas. Ojalá fuera cuestión de lamentarnos por no ascender un año, pero de ir a por todas al año siguiente para conseguirlo. Ojalá fuéramos un equipo, empujáramos todos en la misma dirección, y pusiéramos lo mejor de nosotros para conseguirlo. Sin inversiones y apoyo, ni la permanencia está asegurada. Perdemos población y oportunidades.
Está muy bien celebrar los 1200 años de capitalidad de Jaén, pero estaría mejor celebrar que van a llegar las comunicaciones e infraestructuras de las que ya disfrutan desde hace tiempo otras provincias de Andalucía y España. En su lugar anuncian inversiones en jardines, y el debate es dónde situar una estación intermodal con pocos trenes, que seguirán siendo lentos y teniendo incidencias técnicas cada semana. Parece que no tenemos derecho a los mismos recursos que disfrutan los ciudadanos de otras provincias. Quizás saben que nos contentamos con poco, que aguantamos todo, o quizás se cumple el refrán de que “en la casa del pobre todos gritan y nadie oye”, porque aunque haya quejas, necesidades o problemas, nadie presta demasiada atención, ni acude en ayuda.
Jaén no asciende porque “peloteando” no se ganan partidos, hay que marcar goles. Ojalá marquemos el del CETEDEX, porque el del COLCE nos lo marcaron bien. Los que mandan nos emplazan siempre a una próxima temporada, a los próximos presupuestos, y de ahí a los siguientes. Tenemos la extraña virtud de estar casi siempre donde no conseguimos nada, porque nos han tomado la medida y saben que aguantamos. De vez en cuando vienen a hacerse fotos para aparentar que tienen voluntad de hacer cosas por Jaén, pero que ahora no se puede. Hace tiempo había en televisión unos anuncios de mermeladas que decían que eran tan buenas que sus tarros eran transparentes para que se viera la fruta, mientras que otros ponían fotos para que no se viera lo que había dentro. Ojalá algún día haya más fruta y menos fotos.
