Hace ya unas décadas había un anuncio de fabada que decía: ¿Y el Madrid qué? ¿Otra vez Campeón de Europa? Viene al caso porque si lo situamos en la historia reciente del Real Jaén es para preguntar: ¿Y el Real Jaén qué? ¿Otra vez en el play off de ascenso? La respuesta en el segundo caso va a ser esa de que tiene toda la pinta. Y la tiene porque lo de ayer en Mijas es sinónimo de lo que ocurrió en Málaga ante el líder, que está de nuevo a seis puntos, y no parece que sea una diferencia reducible dado que los males de este Real Jaén se repiten una y otra vez. En esa repetición, cuando la suerte no acompaña, o el aire, o hay una expulsión en el rival o se presenta como así ha sido en muchos partidos hasta algún santo en el último instante, es la que subraya que a los números fantásticos de la primera vuelta no le acompaña lo importante, que son las sensaciones de un equipo poderoso con juego y con eso que hay que tener para confiar en lograr el ascenso directo. En Mijas, desde luego, que no se vio. ¡Ah! El expulsado fue en el Real Jaén. Digan que rigurosa o no. Digan lo que quieran, pero ya recordarán las palabras del director deportivo en el descanso ante el Atlético Malagueño sobre las ayudas arbitrales al líder de la categoría.
Los de Mijas es una continuidad a un juego que va a tirones, donde las ausencias de Mario Martos y Óscar Lozano son determinantes. Donde ahora hay que encajar a jugadores que no se les ha dado la oportunidad de tener ritmo competitivo, que es ese que se gana jugando partidos. Y esa cuestión es fundamental cuando se quiere ser campeón. El Real Jaén lo puso en los primeros compases pero salvo una jugada fabricada por Curro poco más se pudo destacar ante un rival que si puso algo fue electricidad arriba, humildad para jugar y sensaciones. Así, apretando logró adelantarse ante un nuevo error defensivo del Real Jaén que aprovechó Álvaro Sanz para abrir el marcador en el minuto 14. 1-0 y tocaba remar contra corriente pero sin los elementos que han definido el ataque del Real Jaén y que ahora no tiene por lesión. Pero esa reacción no se percibió y no se vio en una primera mitad para tirar a la basura del equipo de Roberto Peragón, que quizás pensaba que la afición estaba más pendiente de la San Antón que del partido en sí. EL 2-0 de Boateng fue la puntilla para unos primeros 45 minutos donde no se pudo contar ocasiones de gol de los blancos, donde no se visitaba el área rival y donde los locales campaban a sus anchas ante la pasividad de un equipo incapaz de reaccionar y sin ideas.
La reanudación trajo cambios para tratar de acercarse primero en el marcador a los locales y darle luego una vuelta a una situación que era un auténtico desastre. Nada de nada. La expulsión de Pablo de Castro por doble amarilla confirmaba más que de sobra que el Real Jaén iba a perder el partido. No soplaba el aire ayer y no había excusas en las que escudarse. ¡Ah! Y tampoco había mecanismos suficientes ni se puede extraer de una derrota así nada positivo porque es poner un paño caliente a un Real Jaén que si ha tenido algo importante esta temporada es la fortuna de su lado y que cuando le ha abandonado como en Mijas se desnudan las carencias de un equipo sobrecargado de partidos, con suplentes sin ritmo de juego y con solo 15 jugadores que parecen contar para el entrenador. Así, cuando llegan las bajas es más complicado competir. Pero ayer quizás no hubo a quién o a qué culpar porque el 3-0 que logró Jonathan cuando el partido estaba a punto de finalizar subraya que sí, que el Real Jaén tendrá que jugar el play off esta temporada una vez más y que ojo, el concierto de Manuel Carrasco programado para el 20 de junio puede ser un problema ahora por el césped, ese que está más duro en la actualidad que el asfalto, y que llegado el caso de que el Real Jaén llegara a la última eliminatoria por el ascenso, si es en casa, veremos a ver cómo tendría que estar para lo importante de un club que es el ascenso de categoría y no un concierto más en La Victoria.
