Los trabajadores de Colansa -concesionario de Opel hasta hace escasas fechas, según matizan- tienen previsto iniciar estos días una serie de movilizaciones en señal de protesta por el impago de las tres últimas nóminas.
En principio, las acciones previstas por la plantilla de Colansa serán “suaves”, pero no se descarta la posibilidad de que las mismas eleven el tono si la empresa no empieza a dar respuesta a las interrogantes que se están planteando entre los más de cuarenta trabajadores afectados.
“Estamos viviendo una situación plena de incertidumbre, porque no sabemos si tienen intención de cerrar o de vender, y lo que queremos precisamente es que nos aclaren qué va a ocurrir con nosotros”, advierten los representantes de la plantilla.
Esa incertidumbre es mayor aún si cabe si se tiene en cuenta que la propia actividad de los trabajadores es ahora muy limitada, toda vez que la retirada de la concesión por parte de Opel impide realizar buena parte de las labores que venía llevando a cabo la plantilla.
“La marca nos ha retirado ya esa concesión y ahora no podemos vender, ni atender al cliente. Ni siquiera tenemos recambios oficiales. Realmente es como si estuviéramos presos, porque no podemos hacer prácticamente nada”, añaden.
A las lógicas consecuencias que acarrea el impago de las nóminas se suma por tanto en este caso la incertidumbre de una plantilla que ha venido asistiendo al desmantelamiento de la que venía siendo la actividad principal de este concesionario, que no es otra que la prestación de los servicios oficiales a los vehículos de la marca Opel.
Los trabajadores confían al menos en que la dirección de la empresa les aclare cuál va a ser su futuro inmediato y cuándo podrá hacer frente al abono de las nóminas que adeuda, a las que en breve se sumará la de febrero.
