Romero o lavanda para repeler o, al menos, intentarlo, a los mosquitos que se han convertido en la pesadilla de las 200 familias del colegio Caro Baroja de Guadalmar. Es la idea que baraja el Ayuntamiento de Málaga, que ya estudia plantar estos arbustos en las inmediaciones del centro. Técnicos de Parques y Jardines acudieron este miércoles a los aledaños del centro para planificar la actuación, y atacar el problema “desde todos los frentes posibles”, apuntó el responsable de Medio Ambiente, el popular Raúl Jiménez. Una nueva idea, que se une al plan de acción de fumigación puesto en marcha a principios de mayo que se amplió con la actuación en zonas comunes y jardines de urbanizaciones privadas, poniendo a disposición de los vecinos el teléfono gratuito 900 900 000, al que ya han recurrido en menos de 24 horas hasta tres comunidades.
Plante en las aulas
Mientras tanto, los padres del Colegio Caro Baroja de Guadalmar continúan con sus planes de no llevar a los pequeños a clase el próximo viernes en protesta por las picaduras que están sufriendo a diario. La desesperación de los padres, que han copado informativos nacionales estos días, es más que palpable: “no puedo exponer a mis hijos y a 400 niños a que sufran un shock por alergia, a ponerles corticoides diariamente, a ponerles Urbason”, aseguró la secretaria del AMPA Nueva Guadalmar, Mayte Martín, que reivindicó un mantenimiento constante de la zona.
Autorizados
A última hora del miércoles la Junta de Andalucía autorizaba al Ayuntamiento a actuar en el paraje para realizar también fumigación en la mota que separa el espacio natural de la desembocadura del Guadalhorce, de la zona de Guadalmar, coincidiendo con la calle Guadalhorce con una actuación que servirá de barrera entre el paraje y la zona residencial. Jiménez adelantó que se está preparando un dispositivo para después de las próximas lluvias previstas, que permitirá llegar también a las islas interiores de las lagunas del paraje natural utilizando una embarcación.
