El tiempo en: Jaén

Notas de un lector

Owané

Owané es el nombre de la protagonista de esta sugestiva historia, una niña de seis años que “nunca se perdía cuando salía a cazar o a coger frutos del bosque”

Desde los centros docentes, instituciones educativas, editoriales…, se viene insistiendo en que la tensión lectora decrece tras los períodos estivales y navideños. El hecho de concentrar en el tiempo no lectivo los beneficios de la lectura, pareciera incitar a niños, adolescentes y jóvenes a una predisposición leyente únicamente vacacional.
Sin embargo, cabe recordar, que la amplia oferta que nos regalan los distintos sellos, no decae a lo largo y ancho del año y que, como escribiese hace ya más de dos siglos el poeta norteamericano James Lowell“Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra”.
Y ese polen
tan instructivo y nutritivo para el cerebro es el que ha llegado hasta mis manos, junto con “Owané. La niña que cruzó el río” (Eugenio Cano Editor. Sigüenza. Guadalajara): un libro que conjuga la sabia escritura de Jaime Alejandre con las bellas ilustraciones de Susana Saura.

Owané es el nombre de la protagonista de esta sugestiva historia, una niña de seis años que “nunca se perdía cuando salía a cazar o a coger frutos del bosque”. Había nacido en un poblado muy,muy lejano y,desde el accidentado día de su nacimiento, su papá, Mondongo, y su mamá, Malawí, la criaron con todo el amor y cariño del mundo. Desde que era muy pequeñita, sus papás la llevaban de cacería “para que aprendiera a comprender el lenguaje de los árboles y los animales , los signos de las piedras y el musgo”. Todos los habitantes de aquel lugar solían alimentarse de hojas de helecho, de berros de río, de cacahuetes de cajú, de peces cartunha y de unos monos muy feos, pero muy sabrosos.
Un día, Mondongo saldrá en busca de alimentos y se dará cuenta de que “ni en las Rocas de la Luna, ni en las copas de los árboles del Bosque de las Semillas, ni en el Vado…” queda ni un solo mono. A partir de entonces, la intrépida Owané, tomará verdadero protagonismo y emprenderá una incesante búsqueda para averiguar el porqué de la desaparición de esos primates tan ricos para el paladar. Su decisión y valentía serán claves a la hora de resolver los distintos enigmas que se presenten y su natural simpatía y sus ocurrentes razonamientos harán disfrutar a los lectores grandes y pequeños.

     Jaime Alejandre, curtido ya en tantos géneros -novela, cuento, teatro, poesía…-, conduce con mano maestra el relato, y ha sabido dosificar su tempo narrativo con suma habilidad. Los capítulos, intercalados por días de la semana, cuentan a su vez con las voces y opiniones de las dos niñas, Lía y Jana - hijas del propio autor a quienes está dedicado  el relato- las cuales, noche tras noche, aguardan impacientes a que su papá continúe narrándoles las aventuras de la audaz Owané.
Las ilustraciones de Susana Saura están llenas de vitalidad y dinamismo, y sus cromáticos trazos invitan a penetrar en estemágico universo cargado de lirismo e insinuación.

     Por último, destacar la actualidad temática que subyace en estas páginas, y que nos hablan de la vital importancia que tiene el agua  -no sólo para los humanos, sino también para el reino animal- y del necesario compromiso de todos los habitantes del planeta-incluidos niños y niñas- por preservar y conservar nuestra ya maltrecha Naturaleza.

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