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Provincia de Cádiz

La nueva vida del alga invasora en Tarifa

La Escuela de Adultos de Tarifa tiene en marcha un proyecto para obtener cosméticos a partir de la problemática especie ‘Rugulopteryx okamurae’

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  • Las alumnas de Algas del Estrecho, en una de las sesiones formativas. -

Una crema hidratante, un gel de ducha anticelulítico e incluso un spray de defensa personal. Estas son tres de las muchas propuestas que la asociación Algas del Estrecho estudia para el aprovechamiento del alga Rugulopteryx okamurae, de origen asiático y que ha invado primero el área del Estrecho en el litoral gaditano y que ya se está extendiendo por el Mediterráneo. Es la conocida alga invasora asiática, que en 2016 llegó a las costas gaditanas y que se ha convertido en un problema social. Estudios científicos estiman que la biomasa de Rugulopteryx okamurae que hay en el Estrecho es de unas cien mil toneladas. Cada metro cuadrado de fondo submarino genera cinco kilos al año de esta alga. La Universidad de Cádiz está estudiando extraer de esta alga etanol para generar un biocombustible. La Universidad de Sevilla junto a la de Extremadura investigan cómo procesar compostaje a partir de ella.

Pero antes que estas universidades comenzaran sus investigaciones, un grupo de mujeres campogibraltareñas ya estaba mano a la obra para  aprovechar las algas de arribazón. En 2007, la Junta de Andalucía aprobó un plan educativo de cultura emprendedora, que incluía una rama de creación de empresas. En 2011, la Escuela de Adultos de Tarifa se sumó a la iniciativa proponiendo diseñar un producto cosmético basado en la recolección de algas de arribazón. Al frente está Antonio Vegara, profesor de Educación Permanente de Tarifa.  En un principio eran catorce mujeres las que se matriculan en el curso y que con ayuda de profesores de las universidades de Cádiz y Málaga llegaron a registrar en el Portal Europea de Notificación Cosmética tres productos cosméticos; una  crema corporal y otras dos faciales.

Comenzaron a trabajar con un alga autóctona del litoral tarifeño, pero en 2015 se percataron que esta especie estaba desapareciendo ante la invasión del alga asiática. Ante esta contrariedad, el grupo decide seguir su trabajo, pero centrándose en la Rugulopteryx okamurae y en busca de un producto estrella: una base de maquillaje para jóvenes. Ocho años más tarde, el proyecto no sólo se mantiene sino que ha aumentado el número de alumnas. Ahora son 43, ya que se ha sumado un grupo de 29 de la Escuela de Adultos de Algeciras. “Cien mil toneladas de alga invasora pueden ser un problema o por el contrario pueden ser cien mil toneladas de oportunidades. Para nosotras es un lujo poder aportar desde un aula una serie de ideas con propuestas viables para gestionar este problema”, asegura Vegara, que utiliza la primera persona del plural en femenino en deferencia a sus alumnas. Y es que en este proyecto sólo hay mujeres. Este maestro y veterano ecologista, habla de grupos de empoderamiento femenino, Las alumnas se pagan todo lo que sea necesario para lograr su objetivo formativo. Tienen que comprar un libro, lo pagan ellas; tienen que comprar un ingrediente para hacer un ensayo, lo pagan ellas; hay que ir a recoger algas, lo pagan ellas. “No tenemos ninguna asignación presupuestaria por parte de la Junta de Andalucía. El centro lo pone el Ayuntamiento y mi sueldo evidentemente sí lo paga la Junta porque es mi trabajo como maestro de Educación Permanente. Pero el material del proyecto es costeado por el alumnado”, relata Antonio Vegara.  

Esto les hace tener un déficit para poder desarrollar con garantías y continuidad un proyecto formativo, pero este hecho sin embargo, según apunta el profesor, tiene un aspecto positivo:  el alumnado es muy consciente de lo que significa el emprendimiento, los riesgos que se corren.  Y es que cuando pone un dinero para hacer un ensayo cosmético y no sale bien, está perdiendo su dinero. “Esto es posible porque el alumnado es adulto, está formado y es muy maduro. Hacemos una matriculación explicando a lo que se van a enfrentar. Son muy distintas la filosofía y metodología que emplean los talleres de empleo o las escuelas talleres, donde el alumno además de obtener una formación tiene un sueldo. Nosotros intentamos desarrollar una educación en valores y una formación profesional para adultos, que en la actualidad no existe”, explica Vegara.

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