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¿Escolarización para qué?

Desde que el liberalismo asumió el poder en la Francia revolucionaria de finales del S XVIII, quedó claro que la educación era una cuestión de Estado. La sociedad no podía dejar este poderoso instrumento de regeneración cultural e ideológica en manos privadas, y a ello se aprestó todo el esfuerzo e

Articulo  ¿Escolarización para qué?
Desde que el liberalismo asumió el poder  en la Francia revolucionaria de finales del S XVIII, quedó claro que la educación era una cuestión de Estado. La sociedad no podía dejar este poderoso instrumento de regeneración cultural e ideológica en manos privadas, y a ello se aprestó todo el esfuerzo escolarizador de los revolucionarios. De hecho se estatalizaron todos los centros privados en manos de órdenes religiosas. Pronto la educación  “reprodujo”, el cuerpo de conocimientos que, además de generar una mano de obra más cualificada, también permitía conformar las mentes de la infancia y juventud en un sentido determinado, haciendo emerger actitudes proclives a la defensa de los intereses, que como clase tenía la burguesía. Esta doble tarea se transformó en triple cuando el modo de producción capitalista necesitó de ingentes cantidades de mano de obra, llegando a requerir el concurso de la mujer. En los dos siglos precedentes, pero sobre todo en el XX, el volumen de conflictos bélicos y la magnitud de los mismos, aumentó  esta demanda de mano de obra y ello requería liberarla del cuidado de la prole, por lo que una parte del tiempo de crianza pasó a ser custodiado por la institución escolar. Nos encontramos así con una triple finalidad de la escolarización: Trasmitir conocimiento, capacitando a la siguiente generación de mano de obra; conformar las conciencias a una escala de valores determinada y liberar a los adultos de la guarda de sus descendientes para así poderse mejor aplicarse a la producción. ¿Siguen estando estos fines operativos en la actualidad? ¿Es precisa la escolarización obligatoria del 100% de toda la población comprendida entre 3 a 16 años? 
Veamos como la escolarización ha ido perdiendo el protagonismo que otrahora tenía con respecto a estos fines.  En primer lugar, porque el desarrollo de las tecnologías de la  comunicación permiten afrontar el primero de estos fines con mayor eficiencia que la escolarización tradicional al uso. Con ayuda de personal docente, ya que se requiere la mediación en todo proceso educativo, estas tecnologías de la Información y la comunicación, hacen posible ofrecer conocimiento estructurado, actualizado y la medida de cada educando, sin necesidad tenerlos encerrados durante horas en los centros escolares. En segundo lugar, los Medios de Comunicación se encargan, mucho mejor que la escuela, de adoctrinar e inocular los valores de la clase dominante, de forma  atractiva y subliminal, consiguiendo el ajuste de las actitudes y las conductas a los patrones previamente diseñados. Y por último, las nuevas tecnologías y el desarrollo de procesos productivos, más robotizados e  informatizados, liberan de trabajar  (o dejan en el paro) a millones de personas, por lo que una buena parte del tiempo vital se dedicaría  al cuidado de  la familia y al disfrute de  relaciones interpersonales ricas en afecto. En definitiva, no queda en pié ninguna razón que fundamente mantener el modelo de escolarización que en los dos últimos siglos se ha venido desarrollando. Por ello deberíamos preguntarnos  ¿Escolarización para qué?
Fdo Rafael Fenoy Rico  Comunicación enseñanza CGT

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