Trastornados

DESPIERTA uno en la mañana de Navidad -tarde, por supuesto-, y parece que llevas dos meses encerrado en un búnker sin noticias del exterior. Pones el telediario y, además del obligado balance sobre el discurso del Rey, te enteras del saludo-agresión al Papa en los prolegómenos de la Misa del Gallo y de los extendidos percances ocasionados por el temporal en toda España, con mención especial a la provincia de Cádiz, donde se ha producido un segundo tornado en las últimas horas.

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Un tío mío de Málaga me pregunta que si esto de los tornados es habitual en la provincia. Hasta ahora no, le contesto, aunque el hecho de que llevemos tres en un mismo año puede alterar las estadísticas y convertir el dato en el punto de partida de una investigación, que hay más de un científico en paro con ganas de encargo y seguidores de Al Gore dispuestos a respaldarlos.
En definitiva, que acabamos un poco trastornados con las noticias de última hora en uno de los días del año en que no suele haberlas o hay que ir a países remotos en busca de desastres naturales. Lo del Papa, por cierto, y, en especial, lo del Vaticano, va a terminar por hacer bueno, aunque igual de insoportable, a Dan Brown, por eso de que en ocasiones la realidad supera a la ficción. Si en Angeles y demonios hubiese incluido una escena en la que una joven perturbada, que ya intentó hacer lo mismo hace un año, se salta las medidas de seguridad en San Pedro, se acerca a Su Santidad, lo agarra y lo tira al suelo, les aseguro que cerraríamos el libro en ese momento ante tal cúmulo de insensateces, aunque, por lo visto, más insensatos y descuidados son los del servicio de seguridad.
No han sido, por otro lado, los únicos asuntos que me han trastornado en esta doble jornada festiva. El jueves, en una juguetería del centro, la dependienta expulsó del local a una niña que ocultaba bajo su abrigo juguetes robados con el beneplácito de su madre. Entiendo que un padre se desviva por dar a sus hijos todo lo que se merecen, más aún si se ven empujados por la crisis, pero no que haga uso de ellos para lograrlos. Cosas de la levantera.