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El Loco de la salina

Otra pequeña idea

El otro día en el manicomio cayó una revista en mis manos y, como no sabía qué hacer con ella, pues me puse a leerla. Me llamó la atención un artículo que venía hablando sobre la Fontana de Trevi.
Me quedé con la boquita abierta, porque, aparte de poner allí lo bonita que era y de contar toda la grandiosa historia que tenía detrás, hacía unos cálculos económicos muy curiosos. Decía que cada turista que llegaba a contemplar la fuente solía echar tres monedas para pedir tres deseos.

Existe una leyenda que dice que todo aquel que lanza una moneda a la Fontana de Trevi (debe echarse de espaldas, con la mano derecha y por encima del hombro izquierdo) terminará por volver a Roma. Los turistas cumplen el ritual a rajatabla y aquello es una feria de gente. También se cuenta que, si se lanzan dos monedas en vez de una, se encontrará el amor en Roma, y, si se lanzan tres monedas, el que lo haga se casará en Roma. Yo eché solamente una bajo la atenta mirada de mi mujer.

Está por ver que los deseos soñados por los turistas se hayan cumplido, pero lo que está claro es que las monedas ya se han quedado en caja, aunque la caja en este caso sea un estanque. La revista calculaba una media entre los que echaban un céntimo, cinco y diez. También contaba con los que o no echaban nada o echaban más de diez céntimos. No vayan a creer que se trata de cuatro perras gordas. Se estima que se arrojan a la fuente unos 3000 euros diarios. Estamos hablando de más de un millón de euros al año. Y ustedes se preguntarán qué hacen los italianos con el dinero que se tira en el agua. Allí al parecer lo utilizan para financiar un supermercado para los romanos necesitados, aunque, como los chorizos andan por todos sitios, algunos casi se ahogan por coger del fondo del agua todas las monedas que pueden, a pesar de la vigilancia que se mantiene. La fuente es grande y hermosa. Mide nada menos que 25,9 metros de alto y 19,8 de ancho y el fondo está estudiado para que, si quieres coger una moneda, te tengas que mojar algo más que la manita.

Y dicho todo esto, y, debido a que este loco cada vez que sale por ahí lleva La Isla en la cabeza, paso a explicar qué tiene que ver esto de la Fontana de Trevi con La Isla. Imagínense por un momento que los cañaíllas le damos valor a nuestra tierra, aunque cueste creerlo, y que imitamos lo bueno que existe por el mundo. Hay un anuncio junto a la Venta de Vargas que dice con letras muy grandes que allí se va a construir el Museo del Camarón. Esperemos que así sea, porque aparte de los recuerdos que allí se guardarían, podría ser muy rentable. Parece que lo estoy viendo en mi imaginación. Llevaría una gran fuente en forma de guitarra que se llamaría la Fuente del Camarón y estaría abrazada por una gran escultura del cantaor con los brazos abiertos. Echar tres monedas en la Fuente del Camarón supondría pedir tres deseos. Por supuesto que el que eche las tres monedas volverá a La Isla, se enamorará de una cañaílla y se casará para los restos. Pero mientras los deseos se cumplen o no se cumplen las monedas irán llenando la fuente. A La Isla vendrían muchísimos turistas atraídos por la fama del Camarón y por el morbo que produce pedir tres deseos por poquito dinero y delante de su mito. Muchos payos y muchos gitanos, que vienen incluso desde Granada a visitar el cementerio donde se encuentra su ídolo, depositarían en la fuente sus pequeñas o grandes monedas. Sin contar con todo lo que dejarían en La Isla tantos visitantes, se podrían hacer cálculos con las monedas que se echarían en la Fuente. Es para pensárselo, porque sería un pelotazo. La idea está ahí; ahora lo que hace falta es ponerla en práctica y darle fama a la cosa. Si el Ayuntamiento no hace nada, se le puede aplicar aquello de “camarón que se duerme se lo lleva la corriente” Eso sí, habrá que poner allí una vigilancia extrema, porque aquí somos muy dados a que el dinero desaparezca sin dejar rastro. ¿Hay que poner ejemplos?

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