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Curioso Empedernido

Josafat Acertado

Sus últimas vivencias le habían hecho cambiar la visión de la realidad y sus protagonistas.Necesitaba aclarar sus recuerdos y seleccionar sus olvidos. Ahora, tras muchos años le apetecía disfrutar del hogar

Entre adversidades e incomodidades se sentía desubicado y desorientado. Había decidido terminar con su actividad pública e irse a su casa. Los últimos tres años habían sido un camino tortuoso en el que resultaba difícil encontrar a alguien que lo hubiera hecho peor, hubiera cometido más errores o metido más la pata.

Sus últimas vivencias le habían hecho cambiar la visión de la realidad y sus protagonistas.Necesitaba aclarar sus recuerdos y seleccionar sus olvidos. Ahora, tras muchos años  le apetecía disfrutar del hogar y de la compañía de su mujer.

Quería marcar distancias de un mundo de intrigas, calumnias e infamias. De un paraíso aparente que era más un infierno real, en la que todo se movía aunque permaneciera igual. En el que los intereses le ganaban las batallas a los ideales. Sin embargo, en unos meses estaba recuperando el valorar que lo que tenía no era nada despreciable.

También había redescubierto a algunos amigos abandonados en el baúl de los recuerdos a los que no había podido cultivar en los últimos tiempos, y se encontraba ordenando sus papeles que era como hacerlo con su propia vida, disfrutando de la simpleza y la sencillez de las cosas, sin lujos ni alharacas.

Ya no se sentía irascible, cada dos por tres ni culpaba a los demás de sus propios errores. Aunque con los años las sorpresas disminuyen, estaba empeñado en añadir vida a sus años y dejar atrás los esfuerzos inútiles por sumar años a su vida, quería alimentar su capacidad para soñar e imaginar.

Vacunado de los mitos que se derrumban y los ídolos que se encumbran, se sentía uno más de la gente normal y corriente, con la que pasaba muy buenos ratos que le producían mucho placer y una actitud mental positiva.

Ponía todo el entusiasmo en lo que hacía sin discursos fatuos ni retóricas inútiles, y comenzaba a verlo todo con otra perspectiva. Era como estar asomado a una ventana indiscreta, desde la que no servía para nada esconderse en la apariencia, los fraudes y las mentiras.

Se sentía generoso y optimista, repleto de oxitocina, sin tanta confusión y desasosiego, escuchaba con atención para aprender de las opiniones contrarias. Antes, se encontraba montado en una noria que no cesaba de girar, una rueda que no paraba, mientras que ahora lejos de fantasmas y marrones, reclamaba su espacio para sentirse lo más libre e independiente dentro de lo posible.

Con ánimo fuerte, necesitaba sustituir muchas cosas en su vida. En esta era del disparate entre conveniencias e inconveniencias, necesitaba ser dueño de sus palabras y de sus silencios, pero sobre todo de su tiempo, sin toboganes ni montañas rusas que nos llevan de un lugar  a otro a caballo del estrés.

Josafat era de nuevo el piloto de su imaginación, y se sentía, arriesgado y creativo, como si pudiera abarcar el mundo entre sus brazos. Reafirmaba su identidad  y eso le producía una grata sensación de tranquilidad, sin agobios, imposiciones y ansiedades.

No solo veía lo que sucedía por fuera sino lo que le estaba ocurriendo por dentro. Era como si despertara en el interior de su propio sueño y creía haber acertado al apostar por ser el líder de los perdedores, antes que continuar siendo un títere en manos de los llamados ganadores

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